Cualquiera que alguna vez haya tenido un dolor insoportable – la clase de dolor que lo discapacita, que le obliga a retorcerse de agonía – sabe de qué manera el cuerpo y la mente anhelan hallar alivio al dolor.
En mi caso fueron piedras en el riñón hace
algunos años. Después de tres horas sin ser atendido en una sala de
emergencias, finalmente recibí permiso de un doctor de recibir una inyección de
morfina, tras de eso una segunda, y luego, el alivio. Liberación. De nuevo
sentí ánimo de vivir, de lo cual no estaba muy seguro tan solo unos minutos
antes.
La morfina, al parecer, es un juego de
niños cuando se trata de aliviar el dolor. El fentanilo es algo serio: entre 50
y 100 veces más poderoso que la morfina. El fentanilo se prescribe solo a los
pacientes más graves, como los que sufren de un cáncer muy avanzado. Para
cumplir su función, duerme la mente, transporta a la conciencia de la persona o
un lugar desconectado de todo. Debe ser un ángel de alivio para aquellos que
están atrapados en las fuertes garras del dolor crónico.
El fentanilo, como es de esperarse, tiene
un lado oscuro. Es altamente adictivo, aun cuando es prescrito. Y también
existe la versión no prescrita, a la cual a veces se añade heroína. Su nombre callejero
es Apache, China Girl, China White, Dance Fever, Friend, Goodfella, Jackpot,
Murder 8, TNT y Tango, y Cash, de acuerdo al Instituto Nacional para el Abuso
de las Drogas (National Institute on Drug Abuse, en inglés).
“El fentanilo no farmacéutico se vende de la siguiente
manera: en polvo, impregnado en papel, mezclado con, o como sustituto de la
heroína, o en tabletas que imitan otro de los opioides menos potentes. La gente
se lo traga, lo absorbe por la nariz, se lo inyecta, o se pone el papel
impregnado en la boca para que el fentanilo sea absorbido por las membranas
mucosas”.
El fentanilo es parte de la crisis de los
opioides. La versión manufacturada ilegalmente esta “inundando a algunas
comunidades alrededor de los Estados Unidos, con una secuela de sobredosis y
muertes que crecen consistentemente a medida que se extiende”, reporta The Pew
Charitable Trusts. “De
hecho, la Drug Enforcement Administration
reportó más de 700
muertes relacionadas con la manufacturación ilícita
del fentanilo (IMF) entre el 2013 y el 2104. Durante el mismo periodo, los Centers for Disease Control and Prevention
(Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, en español) reportó un
aumento del 79 por ciento de muertes causadas
por opios sintéticos y
principalmente por sobredosis relacionadas con IMF.
¿Cómo trabaja el
fentanilo? NIDA dice:
“Al igual que la heroína, la morfina y otras
drogas opioides, el fentanilo trabaja adhiriéndose a los receptores de opio del
cuerpo, los cuales se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y
las emociones. Cuando las drogas opioides se adhieren a estos receptores,
pueden hacer subir los niveles de dopamina en las áreas de recompensa del
cerebro, produciendo un estado de euforia y relajamiento. Los efectos del
fentanilo se parecen a los de la heroína e incluyen euforia, somnolencia, náuseas,
confusión, constipación, sedación, tolerancia, adicción, depresión respiratoria,
paro cardiaco, pérdida de conciencia, estado de coma y muerte”.
Comparto esto como
una breve introducción. Escuchamos mucho sobre la crisis opioide, pero es
importante ver las partes del problema. El fentanilo es una pieza del monstruoso
rompecabezas.
El cerebro humano me
sorprende tanto por su fortaleza como por su debilidad. Es capaz de soportar
tratamiento y abuso inhumanos, pero también se desploma en medio del estrés de
la vida contemporánea, una vida para la que no estamos completamente equipados.
Luego, el talentoso cerebro de los científicos desarrolla drogas para ayudarnos
a lidiar con el estrés. Es como si estos cerebros estuvieran conectados y se
unieran en una mente eterna, a la que conocemos como Dios.
Pero hay otra mente en acción, una que
tuerce la creación divina, que la separa, la distrae de su verdadero propósito.
Los fabricantes y distribuidores de drogas destructivas (a menudo drogas buenas
que se usan inapropiadamente) son parte de esta mente malévola. La serpiente
del Edén le dijo a la mujer, “No morirás”; pero eso fue precisamente lo que
sucede cuando le damos una mordida a lo que Dios no desea que tomemos.
A menudo es una muerte lenta. Quienes
crecimos en los 60 y los 70 lo vemos en los artistas de rock que se ven mucho
más viejos de la edad que tienen, sin mencionar los innumerables miembros de
ese grupo que no llegaron a la edad adulta, y aquellos que llegaron a su edad
adulta y que recuentan generalmente su largo y difícil proceso de
desintoxicación de sus fármacos asesinos.
Las drogas demoniacas provocan terribles
consecuencias. Tome nota de los efectos de usar fentanilo mencionados
anteriormente. Solo tres parecen ser un tanto positivos: euforia, somnolencia y
tolerancia, pero a pesar de este trío, una euforia artificial, una somnolencia
forzada y una tolerancia precipitada no parecen de ninguna manera ayudar a la
persona a alcanzar la plenitud de la vida. Luego añada a esto los efectos de
sedación, náuseas, confusión, constipación, adicción, depresión respiratoria, paro
cardiaco, pérdida de conciencia, estado de coma y muerte; no es algo que valga
la pena bajo ningún cálculo emocional o mental.
Con el
fentanilo tendremos que añadir otra palabra rara a nuestro vocabulario si es
que vamos a vivir en este mundo loco pero bendecido por Dios. Hay otra palabra
que debemos recordar para lidiar con él: liberación. Este mundo no conoce la
última palabra.
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